Lecciones con un gran maestro II
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19,00 €
Ajedrez dinámico, desarrollo de la imaginación, la capacidad de asumir riesgos, la habilidad para simultanear ataque y defensa y quizás, por encima de todo, la destreza para visualizar el tablero y calcular combinaciones en posiciones agudas
Supongamos que es usted un jugador de club que tiene la oportunidad de hablar largo y tendido con un gran maestro. ¿Cómo aprovecharía esa oportunidad?
Los jugadores de club no suelen ser capaces de apreciar las sutilezas de la alta competición. Los grandes jugadores pueden analizar el ajedrez con una profundidad que no es asequible para los aficionados. Sin embargo, es posible que precisamente por haber alcanzado ese nivel de excelencia, sea difícil para un gran entrenador entender las lagunas mentales de un jugador aficionado.
Lecciones con un gran maestro tiende un puente entre el gran jugador y el aficionado a través de una serie de conversaciones entre un profesor, el famoso gran maestro Boris Gulko, y su alumno, Dr. Joel R. Sneed, profesor de psicología y jugador de club. Las lecciones se basan en las propias luchas de Gulko contra sus colegas, y se centran en la estrategia, en la táctica y en el papel de la psicología en la competición.
Boris Gulko es uno de los grandes maestros más prestigiosos del mundo. Fue campeón soviético y también ha ganado en dos ocasiones el Campeonato de EEUU desde su inmigración en 1986, convirtiéndose así en el único jugador del mundo que posee los títulos de campeón soviético y estadounidense.
El Dr. Joel R. Sneed es profesor de psicología en el Queens College de la Universidad de Nueva York, entusiasta jugador aficionado y alumno de Boris Gulko.
Nota a la edición española. Por Boris Zlotnik
Con el mismo placer con el que acometí la introducción de la primera entrega de esta obra, presento aquí al lector hispanohablante este segundo tomo escrito por mi viejo amigo el gran maestro Boris Gulko. Algunas de las partidas comentadas en este libro las conozco especialmente bien porque pertenecen a los torneos donde jugamos juntos, y otras porque fui su analista.
La primera vez que oí hablar de Boris fue hace más de medio siglo, cuando le pregunté a un conocido sobre el resultado del campeonato escolar de Moscú. La respuesta fue así: “Ganó este pichón Gulko. No entiende el ajedrez posicional, se vale solamente de los trucos tácticos, y además tiene mucha suerte. Bueno, es un típico jugador de café”. Curiosamente, al año siguiente, cuando Boris ganó este campeonato nuevamente, la evaluación de su juego por la mayoría de participantes fue la misma. Pensé que no se podían ganar dos campeonatos consecutivos solo con trucos y suerte. Al conocerle en persona, me sorprendió su creatividad innata. Por ejemplo, a pesar de ser un jugador novato, no buscaba en sus primeras partidas el mate Pastor, sino que las comenzaba así: 1.b4 e5 2.Ab2 Axb4 3.Axe5, esperando 3…Cc6 para hacer 4.Axg7 seguido de 5.Axh8. No cabe duda de que su estilo de juego no estaba al alcance de los jugadores corrientes, de formación basada en los libros clásicos de ajedrez donde dominan dos colores, blanco-correcto y negro-erróneo. Curiosamente, algo parecido se podía ver unos años antes en el nivel máximo del ajedrez soviético. Cuando Mikhail Tal ganó dos campeonatos consecutivos de la URSS, los de 1957 y 1958, y antes del campeonato de 1959, el famoso gran maestro Mark Taimanov exclamó: “Si Tal gana este campeonato también, ¡dejaré el ajedrez!”. Y él no fue el único en condenar el estilo de el Mago de Riga. Recuerdo vivamente la primera sesión en la famosa escuela de Mikhail Botvinnik en 1963. El patriarca del ajedrez soviético nos puso a cinco alumnos, incluido Anatoly Karpov, que entonces tenía 12 años, en estado de shock al decirnos que Mikhail Tal causó un daño irreparable al ajedrez (!). Se puede suponer que el estilo arriesgado de Mikhail Tal, con sus combinaciones a menudo refutables –por supuesto, en la tranquilidad del laboratorio analítico ¡y no en la partida viva!– estaba en contradicción con los conceptos del ajedrez clásico. Creo que la visión del ajedrez y el estilo de juego de Boris Gulko tienen mucho que ver con los de Mikhail Tal, y Boris así lo afirma: “Cuando se crean complicaciones, no es preciso ver todas las variantes, porque resulta imposible apreciar todas las sutilezas. Basta con ver un poco más que tu oponente. Los grandes jugadores, como Tal, recurrían mucho a esta técnica. Él creaba posiciones confusas y complicadas, que en última instancia y en un riguroso análisis final podrían ser favorables a su oponente, pero que le daban resultado porque él veía mucho más en esas posiciones”.
En este libro, dedicado al juego dinámico, Gulko nos descubre la esencia de la lucha por la iniciativa, que a menudo está relacionada con la entrega de material. Sin embargo, es un hecho bien conocido que a cualquier jugador, especialmente al aficionado de nivel medio, le cuesta mucho entregar material cuando no se ven claras las consecuencias de esta entrega. La opinión del gran maestro, que él explica e ilustra sobradamente en este libro, es esta: “…correr riesgos y crear complicaciones puede ser no solo romántico, sino también práctico. La decisión de no sacrificar también es arriesgada, ya que puede dejar escapar la victoria. Un juego así, requiere confianza en uno mismo y disposición a usar la propia intuición cuando no pueden calcularse todas las variantes”. En este libro hay muchos ejemplos de este tipo. Gulko insiste en la tesis de que atacar es más fácil que defenderse, y en los ejemplos de este libro lo podemos ver en varias ocasiones. Muy llamativa en este sentido es la frase del gran maestro Van der Sterren en el post mortem: “¡Si siguiese estando atacado, acabaría teniendo un infarto!”.
Este libro tiene un enfoque especialmente didáctico. Aparte de las preguntas-ejercicios que esta vez disponen de un escalón más, hasta el máximo nivel de dificultad que es 6, se pueden encontrar muchos consejos sobre cómo mejorar la visión del tablero, distinguir la posición de tipo de jugada candidata y del cálculo, entender la diferencia entre el método de exclusión y eliminación, etcétera.
Aunque el mayor interés de esta entrega consiste en el juego dinámico, Gulko explica todo lo que pasaba en las partidas elegidas, incluyendo la apertura, el juego posicional y los finales. Como un hecho curioso, puedo recordar que gané una partida contra el maestro internacional J. Sanz en 1999 copiando una jugada creativa de Boris Gulko que se puede ver en la partida 2, haciendo el avance f4-f5 y colocando de esta manera 6 (!) de mis 7 peones en las casillas blancas con el alfil de g2.
Se puede afirmar que este libro es un tratado de la lucha ajedrecística, que promueve la asunción de riesgos para poder así entrar en el territorio de la creatividad.
Boris Zlotnik
Maestro Internacional de ajedrez
Doctor en pedagogía y exjefe del departamento de ajedrez en el INEF
Central de la exURSS
Autor: Boris Gulko
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